Las puertas de cristal corredera curva tienen más trabajo que las rectas, sobre todo porque darle un aspecto curvado al cristal tiene una dificultad implícita. Fundir el vidrio y curvarlo después requiere de una maquinaria especial que se encarga de depositar sobre un bastidor cuando el vidrio aún esta caliente para que se mantenga en esa posición una vez que se enfríe.
Estas puertas se suelen colocar en lugares a los que se les quiere dar un aspecto de categoría, como suelen ser hoteles importantes, aeropuertos y garajes de concesionarios en calles comerciales, en los que se busca atraer a los clientes incluso con el aspecto de los establecimientos.
El sistema de corredera se puede automatizar o abrirse y cerrarse de manera manual, aunque el efecto de curva es recomendable de modo automático. El efecto de estas puertas suele ser muy elegante además de convertirse en un elemento de seguridad en lugares como bancos y hoteles de categoría superior. Consisten normalmente en un especie de tubo de cristal con dos puertas curvadas. Una se abre mientras la otra se mantiene cerrada, y esta última solamente se abre cuando la anterior se ha cerrado, creando una doble barrera en la que se pretende mantener aislado a cualquier tipo de persona que lleve intenciones oscuras. Se suele incorporar un sistema de detección de metales para tratar de impedir que se introduzca en el edificio algún tipo de arma.
El problema a la hora de reparar una puerta de este tipo es precisamente la curvatura del vidrio, ya que es sumamente complicado conseguir el mismo grado de cura y algunas veces se tiene que cambiar toda la puerta para adaptarla en las condiciones necesarias para garantizar la seguridad del edificio en las mismas condiciones en las que se encontraba originalmente.